El francés se quedó con la victoria en una jornada emocionante repleta de ataques.
Si usted vio la quinta etapa del Tour Colombia por televisión es normal que se haya confundido con cualquier carrera europea: ríos de gente abriéndose para darle paso a los ciclistas,
nombres pintados con tiza en el asfalto, uno que otro atrevido corriendo a la par de las bicicletas y muchas personas, que digo, cientos de personas, a lado y lado de la vía alentando, gritando, sufriendo.
No fue el Alpe d'Huez o la subida a los Lagos de Covadonga, tampoco el ascenso al Mortirolo.
Fue el alto de La Unión, en Antioquia, con los paisas respondiendo y con los pedalistas nacionales que hacen parte de los equipos World Tour atacando uno tras otro, sin importar el desgaste o el sol calcinante.
Este sábado, Antioquia demostró que la afición por el ciclismo está al mismo nivel que la de los europeos, quizá con mayor locura y pasión.
Por eso fue normal verlos emocionados con la arremetida de Iván Sosa, con la respuesta de Daniel Felipe Martínez, con el trabajo de Rodrigo Contreras para que su compañero, su coterráneo, Miguel Ángel López no se quedara.
También con los impulsos de Egan Bernal en el lote de favoritos, y con Nairo Quintana y Rigoberto Urán sufriendo por el ritmo impuesto por los más jóvenes del World Tour.
Porque sí, esta jornada fue de similar a la de las mejores carreras del mundo, tanto por la emoción de ese ciclismo de embestidas y de probar al otro sin pensar en las piernas de uno,
como por todo lo que estuvo alrededor, en otras palabras, por lo que hicieron los paisas para que la sensación de estar en un Tour de Francia, un Giro de Italia o una Vuelta a España fuera real.
En cuanto a lo deportivo, el más beneficiado, el más sagaz en un día con subidas y bajadas desgastantes, fue el francés Julian Alaphilippe, el pedalista del Deceuninck - Quick Step que supo aguantar en los repechos más duros,
cuando los colombianos se quebrantaban las fuerzas entre ellos, y ya en el descenso final aprovechó su capacidad aerodinámica, su mayor potencia en el tren inferior y embaló en subida para quedarse con la victoria y, de paso, con el liderato de la prueba.
La inteligencia del más experimentado sobre los pulsionales juveniles que, a pesar de tener un talento enorme, no pudieron controlar al europeo, pausado en los instantes de crisis, pero desbocado en los metros finales.
López, del Astana fue segundo, mientras que el ecuatoriano Richard Carapaz, siempre atento y siempre con ímpetu, fue tercero.
Iván Sosa escaló a la cuarta posición, premio a su valentía, mientras que Bob Jungels es quinto. Ahora, Alaphilippe comanda la general con ocho segundos de ventaja sobre Martínez y 23 sobre López.
Este domingo terminará la segunda edición de esta prueba con una etapa con llegada al alto de Palmas, en Medellín,
donde de seguro la gente no cabrá al lado de la serpentina subida y donde otra vez veremos ataques por montones como en las mejores competencias del mundo.
Ojala aparezcan de nuevo las flores al final para adornar de nuevo el espectáculo.
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